Para empezar, está firmado por Dan Vogt, una de las mentes surgidas a la sombra de la exitosa desarrolladora independiente Halfbrick. Puede que el nombre de este equipo australiano no resulte especialmente conocido, pero son los responsables de éxitos como Fruit Ninja, Jetpack Joyride o Monster Dash.
También destaca esa forma descarada de romper la cuarta pared que propone la figura de un narrador muy particular, y que, mediante un discurso tremendamente peculiar, nos va dando pistas para poder construir el universo de Data Wing. Y es que no estamos frente al típico juego infinito que podría parecer por las imágenes, sino que existen fases y espacios para desarrollar una historia que empieza por parecer una anécdota, pero que acaba por convertirse en uno de los motivos que nos llevan a jugar una misión más.
Y para el final hemos dejado lo más importante: la mecánica de juego. Con un control que propone tres acciones -toca el lado izquierdo de la pantalla para que el triángulo rote a la izquierda, el derecho para que rote a la derecha y ambos a la vez para frenar-, junto a un uso inteligente de las inercias y el sistema de propulsión, Data Wing consigue diseñar desafíos en forma de contrarreloj, laberintos o carreras con una soltura pasmosa y sin dar la sensación de repetirse.
Dominar la inercia en el vacío de un triángulo bidimensional, una descripción compleja para una dinámica sencilla: se parece mucho a esa joya de las mecánicas jugables que es la trazada en el derrape del Super Mario Kart, un concepto que, por sí solo, basta para incluir este título en el top 10 de los clásicos más relevantes de los 90. Claro que Data Wing mete también algo de Asteroids en la coctelera.
Lo más divertido de Data Wing es la forma que tenemos de acelerar, de impulsarnos por la pista. Basta con acercar el chorro de propulsión a una pared para incrementar nuestra velocidad, pero mantener el ángulo correcto para que esta aceleración sea máxima es un auténtico reto, sobre todo cuando la misión incluye pistas sólidas sobre las que no podemos propulsarnos, partes móviles, bordes invisibles y demás lindezas. Precisamente porque no es nada fácil, completar una trazada perfecta sobre una pista a priori imposible es una sensación tremendamente satisfactoria.
Todo encaja a la perfección en este título de Dan Vogt: mecánicas, historia, banda sonora… y además es tremendamente adictivo y rejugable, es uno de esos juegos que deja un regusto agridulce cuando superamos una fase sabiendo que lo podríamos haber hecho mejor, hasta el punto de hacernos repetir todo el proceso hasta completar la ejecución perfecta que tenemos en mente.
Y para cerrar este análisis, otro gran motivo para dar una oportunidad a Data Wing: es totalmente gratuito. No hay anuncios, ni compras en la aplicación, ni un plan oculto para que compremos una versión PRO. Su autor simplemente se decidió por crear un juego con el que se divirtiese jugando. Cuando se le pregunta en foros si existe alguna forma de premiar o remunerar su trabajo de alguna manera, siempre responde de la misma manera: “echad un vistazo a los grupos responsables de la banda sonora (luxury elite, 18 Carat Affair, ESPRIT 空想, t e l e p a t h テレパシー能力者, Eyeliner and NxxxxxS), o seguidme en Twitter”.
Esta aventura futurista, minimalista y repleta del mejor neón de los 80 merece una oportunidad; no te costará nada y disfrutarás de una de las mecánicas más simples y deliciosamente pulidas de todo el catálogo de juegos de Google Play. Data Wing es la app perfecta tanto para mantenerte ocupado en un viaje corto como para dedicarle una tarde entera, revisando cada fase en busca de la excelencia.